Tranquilo majete en tu Facebook
Tranquilo majete en tu Facebook
lavozdelsur 28/04/2014 0 940 Visitas
José Mejías. Miembro de Attac en Jerez.
(Dedicado a los que no tienen prisa porque cambien las cosas y van a echar raíces en el sillón)
Hace más de 20 años Celtas Cortos tuvo uno de sus mayores éxitos musicales y nos cantaba Tranquilo Majete en tu sillón, cuando a finales de 1992 se llegó al 24,55% de parados en relación a la población activa. Por entonces, España vivía la resaca de la crisis de 1991, tras la Guerra del Golfo y la escalada de los precios del petróleo.
Entre otras cosas, la canción, con música frenética en clave celta y un tono irónico nos decía: “Si en España el aumento del paro / ya va por el tercer millón / Y si el campo se va a la mierda / y el poder huele a corrupción / Tranquilo, no te pongas nervioso, tranquilo / Tranquilo majete en tu sillón”.
Actualmente el número de parados dobla las cifras que menciona la canción, casi 6 millones, con una tasa del 25,7% y no voy entrar en mencionar los múltiples recortes sociales y de derechos emprendidos en paralelo al rescate a la banca que estamos pagando todos. Solo dos datos recientes, antes de ayer el Gobierno ha oficializado un aval por más de 40.000 millones a los créditos fiscales que permitirían a los bancos ahorrarse impuestos en el futuro y ha reconocido hoy mismo un recorte medio de 300 euros en las becas universitarias.
Hace poco en una entrevista a Zygmunt Bauman, el nonagenario sociólogo y filósofo polaco, padre del concepto de “modernidad líquida”, a propósito de su último libro ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? hablaba sobre la relación entre felicidad y riqueza, sobre desigualdad, sobre la erosión de la clase media, el precariado, la cultura del consumismo, sobre tipos de capitalismo, sobre libertad y seguridad, sobre la izquierda… “Hace 20 o 30 años las desigualdades entre las sociedades desarrolladas y las que no lo eran crecía, mientras que la desigualdad en el interior de una misma sociedad (rica), disminuía. Y creíamos, al menos nosotros, los europeos, que con nuestro Estado de bienestar habíamos solucionado el problema de la desigualdad. Pero desde hace 20 o 30 años la distancia entre los países desarrollados y la del resto del mundo está disminuyendo, y por el contrario, en el interior de las sociedades ricas las desigualdades se están disparando. Hay informes que dicen que en Estados Unidos estas desigualdades están llegando a los niveles del siglo XIX”.
Estimado lector, si en la última semana no has participado en algo, una manifestación, una protesta, un acto reivindicativo; no has contribuido a la realización de algún proyecto en beneficio de la comunidad, solidario, alternativo; no te has posicionado de alguna manera en defender tus derechos en el trabajo, en la universidad, en el banco, en la administración; no has tenido una reunión de la asociación de vecinos, el sindicato, la ONG, la entidad cultural, el movimiento social al que perteneces; no has firmado o difundido algún manifiesto por una causa justa; no has realizado una acción en las redes o cualquier cosa que sirva para que salgamos de un p… vez de la situación en la que nos están metiendo, entonces quizás no quieras seguir leyendo el final de este artículo porque te voy a “dar caña”.
Todavía hay demasiada gente como tú que prefiere una sencilla y descarada mentira que una compleja y probable verdad. Practican el “sálvese quién pueda” y solo se preocupan por lo suyo y por “los suyos”, en la confianza de que si no se meten en problemas, ni molestan a los de arriba, ellos se salvarán. Esta idea es alimentada por los que desde una sólida posición económica y de poder, desde una atalaya de privilegio, te piden que esperes, que te sacrifiques (que es lo que toca), que ya ellos darán con la solución de “tus” problemas y mientras tanto tú te limitas, si lo haces, a compartir fotos con lemas, reivindicaciones y demás descargas emocionales de rabia en las redes sociales o simplemente a esperar tiempos mejores mientras acumulas amigos y me gustas en tu perfil. Y no es que eso no se pueda hacer, es que hay demasiada gente haciendo “solo eso”.
Pero lo voy a dejar ahí, porque mejor que seguir dándote caña a ti, será escribir mi próximo artículo que dedicaré a reconocer el trabajo, el coraje y solidaridad de otro montón de gente que sí está dando el callo, que sí se expone, con mayor o menor acierto, con mayor o menor resultado, desde la calle, desde las instituciones o con un pie en cada una de ellas, pero que no está de brazos cruzados, lamentándose o solamente enrabietados como tú.
Hace 20 años no existían las redes sociales, hoy quizá Jesús Cifuentes, Cifu, con su desgarrada voz y sus frenéticos saltos en el escenario nos cantaría: “Tranquilo, no te pongas nervioso, tranquilo / traquilo majete en tu Facebook”.
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